domingo, 16 de febrero de 2014

Seguidillas boleras para cantar los mozos solteros

Antigua litografía de un baile bolero
Dentro de las múltiples variedades de seguidillas bailables (no confundir con su forma poética estrófica) se encuentran las llamadas 'seguidillas boleras' que solían formar parte de los intermedios de las representaciones teatrales de la llamada Tonadilla escénica (siglos XVIII y XIX), magistralmente estudiada por José Subirá ('La tonadilla escénica', 4 vols. Tipografía de Archivos, Madrid, 1929-1932.

El término bolero surge hacia el final del siglo XVIII y no alude a una forma coreográfica concreta, sino a un conjunto de rasgos como la vestimenta, formas de hablar o de moverse o una peculiar forma de bailar asociada al 'casticismo' y a las escuelas de baile académico, de carácter más señorial y reposado.

La seguidilla bailable adopta una gran variedad de  formas y estilos propios (manchegas, sevillanas, afandangadas, boleras, rondeñas, majas, etc.).

Si hacemos caso a Don Preciso, seudónimo de Juan Antonio de Iza Zamácola, en su Colección de las mejores coplas de seguidillas, tiranas y polos que se han compuesto para cantar con la guitarra, editada en Madrid en 1799, señala el origen manchego de la seguidilla y describe el bolero (danza) como una evolución de la misma, al tiempo que defiende la originalidad de los bailes españoles frente al intrusismo de los franceses o italianos.

Reproduzco la portada y las primeras páginas de dicha colección. 







Adjunto el pliego editado en Madrid, sin año, por los sucesores de Hernando.





Antonio Lorenzo


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